Se arriesgó y ganó

Christian y Camila estaban sentados en una mesa del bar "San Miguel". Ella tenía enfrente un vaso alto de donde salía un riquísimo olor a chocolate. Él tenía en las manos una taza blanca y pequeña, dónde se observaba un líquido oscuro, probablemente café. En el medio de la mesa, había un platito con dos medialunas encima. El bar estaba vacío, sólo había algún que otro cliente.
- ¿Por qué no invitás a salir a Iván de una vez por todas? - le dijo Christian a Camila mientras soplaba suavemente su café.
Ella ante la pregunta, largó una carcajada dulce, cómo si su amigo le estuviera haciendo una broma. 
- ¿Me lo estás diciendo en serio? - le contestó al fin. Él se limitó a tomar un sorbito de su taza, mientras la miraba fijamente.
- Vamos Cami, todos sabemos que estás muerta por él - le dijo serio. Ahí fue cuando Camila no rió, ya que consideraba que había que decirle la verdad.
- Pero... ¿tan obvia soy? - le preguntó mientras reía nerviosamente.
- Sí, hasta él se dio cuenta - le dijo mientras una sonrisa asomaba por la comisura de sus labios.
Camila estaba muerta de la vergüenza, no podía creer que Iván se haya percatado de sus sentimientos.
- Pero ¿cómo puede ser? Si casi nunca hablo con él. - le dijo con voz aguda.
Christian se puso una mano en la oreja mientras que con la otra sostenía el café.
- No te pongas ultrasónica - le dijo mientras se reía - pero ¿cuál es el problema de invitarlo a salir?
Eso sí que la tomó por sorpresa. Nunca se había puesto a pensar los motivos por los cuales no lo había invitado a una cita aún. Miraba su vaso de chocolate caliente cómo si éste contuviera todas las respuestas del mundo.
- No lo sé - le dijo tras pensarlo unos instantes - Quizá tengo miedo de que me diga que no - sentenció al fin con voz triste.
- El que no arriesga no gana - le dijo su amigo con una sonrisa pícara.
- El que arriesga puede morir de amor - aseguró ella.
- Baaaah - se burló él - ¡Qué pesimista! - le dijo mientras agarraba una medialuna y le daba un mordisco - ¿Qué es lo peor que te puede pasar? ¿Qué te diga que no?
Ella en respuesta se limitó a asentir con la cabeza.
- Si se niega a salir contigo, no pasa nada, él es el imbécil que se lo pierde. Hay muchísimos hombres en el mundo que les gustaría salir con una mujer maravillosa como vos, pero sólo hay que buscarlos. - y dicho esto le guiñó un ojo con cariño. - Pero... ¿Y si te arriesgas y salís ganando? ¿Y si vas y le preguntás y te dice que sí? ¿Pensaste en esa posibilidad?
Era increíble cómo su amigo le hacía ver la realidad. Es verdad, nunca se había planteado la posibilidad de que le diga que sí; todas las veces que se había imaginado la situación, él le había dicho que no...
- Si me dijera que sí, yo sería la más afortunada del mundo - le dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
- Muy bien, esa es la actitud - le dijo felizmente - Don't worry, be happy - le dijo citando a el famoso Bob Marley.
Y así esa mañana, los dos amigos se pasaron hablando de la vida con alegría. A la tarde, Camila se encontró a Iván al salir del trabajo, y tragándose el miedo, le preguntó si alguna vez quería salir con ella. Para su gran sorpresa, él acepto con una gran sonrisa.
Ese día, Camila aprendió que 
el que arriesga puede llegar a equivocarse; pero el que no se la juega nunca, vive equivocado.





No hay comentarios:

Publicar un comentario